vendredi 25 avril 2014

MAGOS Y NIGROMANTES

DE LOS METODOS EMPLEADOS POR LOS MAGOS Y LOS NIGROMANTES PARA EVOCAR EL ALMA DE LOS MUERTOS

            Según lo que acaba de decirse, se hace manifiesto que las almas siguen amando el cuerpo que abandonan después de la muerte como aquellas almas cuyo cuerpo reclama una justa sepultura o que han abandonado el cuerpo por muerte violenta y erran aún en torno al cadáver en un estado perturbado y húmedo, atraídas de cierta forma por el hecho de que hubiese una afinidad con éstos últimos. Ahora bien, conociendo los vínculos que las unían en el pasado con el cuerpo, se puede fácilmente evocarlas y atraerlas por esos mismos vapores, licores y sabores; algunas luces artificiales también pueden ser utilizadas, como las canciones, ruidos, o cualquier otra cosa que estremezca la armonía imaginativa y espiritual del alma; tampoco puede restársele importancia a las invocaciones sagradas y a todo lo que pertenezca a la religión arguyendo la superioridad de la parte racional del alma que se sitúa en lo más alto de la naturaleza.

            La nigromancia debe su nombre al hecho de que tiene como objeto a los cuerpos muertos y que da respuestas a nuestras preguntas por intermedio de los fantasmas, de las apariciones de los muertos y de los espíritus subterráneos. Atrae a los cuerpos de los muertos por medio de ciertos encantos diabólicos y ciertas invocaciones infernales, como también por inmolaciones y oblaciones perversas.

Le cauchemar quittant deux femmes endormies, 1810, Fussli.

            Existen dos clases de nigromancia: la aparición de los cuerpos que no puede efectuarse sin que haya derramamiento de sangre y la sciomancia para la cual es suficiente la simple evocación de las sombras. En conclusión, la nigromancia realiza todos sus experimentos con la ayuda de los cuerpos de la gente que ha sido asesinada, de sus huesos, de sus miembros y todo lo que les pertenece ya que estas cosas contienen un poder espiritual que les es íntimo. Estas atraen con facilidad a los espíritus malvados por el parecido y las cualidades que tienen todos los espíritus familiares. Dichas cualidades ayudan al nigromante, y le permiten, ejercer un poder sobre cosas humanas y terrestres, pero también despertar deseos ilegítimos, provocar sueños, enfermedades, odios y otras pasiones parecidas. Pueden también conferirles los poderes del alma que, aún envuelta en un espíritu perturbado y húmedo, erra en torno al cuerpo abandonado, y puede cometer los mismos actos que los espíritus malignos, y así descubrir experimentalmente que las almas malignas e impuras violentamente despojadas de su cuerpo así como las de los hombres muertos sin expiación y sin sepultura, erran en torno a los cadáveres y son atraídas a ellos por sus afinidades. Para efectuar su arte, las brujas engañan con facilidad a estas almas, se apoderan de sus cuerpos o les extraen una pequeña porción, los obligan por medio de encantos diabólicos, los engañan con cadáveres deformados, dispersos en los vastos campos, con las sombras errantes de los que no tienen sepultura, con los fantasmas expulsados del Aqueronte, con los huéspedes del infierno que una muerte inopinada arrojó allí y con los deseos horribles de los diablos condenados y orgullosos, vengadores del mal. Pero aquel que pudiese verdaderamente devolver estas almas a sus cadáveres, debe primero saber cuál es la verdadera naturaleza del alma que abandonó el cuerpo, cuales son los múltiples grados de perfección que la constituyen, qué inteligencia le influye vida, a través de cuál medio se expande en el cuerpo, cuál armonía la vincula a este último, qué afinidad tiene con Dios, con las inteligencias, los cielos, los elementos de toda otra cosa de la cual ella es la imagen y con la que tiene algún parecido. En conclusión, las influencias por las que el cuerpo puede ser reanimado para la resurrección de los muertos exige un poder que no pertenece a todos los hombres sino sólo a Dios y a aquel a quien él los ha comunicado.


ACERCA DE LOS SUEÑOS PROFÉTICOS

            Entiendo como sueño todo aquello que proviene de la imaginación y del intelecto o sea la ilustración del intelecto que gobierna nuestra alma, la verdadera revelación de un poder divino  en un espíritu sereno y purificado. Pues por medio del sueño nuestra alma recibe verdaderos oráculos y nos libra numerosas profecías. En los sueños a veces parece que nos formulamos preguntas y luego aprendemos a descubrirlas. Igualmente muchas cosas inciertas, muchas actitudes, muchas cosas desconocidas o rechazadas por nuestro espíritu o que nunca nos atrevimos a emprender, todo eso se nos manifiesta en los sueños. La representación de cosas y lugares desconocidos, también se ofrece a nosotros en éstos así como la imagen de hombres vivos o muertos y de acontecimientos que aún no han acaecido. También nos son revelados acontecimientos de otras épocas de los que ignoramos todo. Estos últimos sueños no necesitan un arte de la interpretación como aquellos de los que hemos hablado anteriormente pertenecientes a la adivinación y no a la premonición. Suele suceder que la mayoría de personas que tienen un sueño, la mayor parte del tiempo no los comprenden, pues el soñar depende del poder de la imaginación y comprenderlos del poder de la comprensión. Es por todo esto que todo aquel cuyo intelecto haya sido vencido por un recurso excesivo a la carne se encuentra en un estado de profundo sueño como aquel cuyo poder imaginativo o fantástico es demasiado pobre o grosero para recibir lo que proviene del intelecto superior y las representaciones que resultan de esto. Este tipo de hombre, está poco habilitado para recibir por estos intermediarios sueños y profecías.

            Entonces es necesario que el que recibe verdaderos sueños conserve un espíritu imaginativo puro que no esté ni perturbado ni agitado y que lo prepare para ser digno de recibir el conocimiento que le aportan el espíritu y la razón. Un tal espíritu es muy apto para hacer profecías y representa un espejo completamente claro de todas la imágenes que emanan de todas las cosas.


Somos aptos para profetizar cuando estamos sanos de cuerpo, cuando nuestro espíritu no está perturbado ni nuestra inteligencia oscurecida por las carnes y las bebidas, cuando no estamos entristecidos por la pobreza, ni empujados a la lujuria, ni incitados por un vicio, ni agitados por la irritación o la cólera, ni llevados a la irreligiosidad o a la profanación, ni somos proclives a la frivolidad o no estamos arrastrados por la ebriedad. Cuando vamos a la cama con castidad y nos dormimos inmediatamente entonces nuestra alma pura y divina, libre de todos los males que acabo de enumerar y aislada de todo pensamiento nocivo, ahora que es liberada por el sueño es comblada por un espíritu divino que le sirve de instrumento y recibe los rayos y las representaciones que le son enviados de cierta forma, y que brillan desde el Espíritu Divino hasta ella. Y como en un espejo que la deífica contempla todo de manera más cierta, más clara y más eficaz que por una encuesta grosera y por el discurso de la razón. Como las potencias divinas que instruyen el alma han sido invitadas a relacionarse con ellas en un momento de soledad nocturna, el don que gobierna todos sus actos no le hará falta al despertar.

            Así entonces, aquel que por la meditación calmada y religiosa, y por un régimen razonable y moderado en armonía con la naturaleza, conserva su espíritu puro, se prepara a ser y por este medio se vuelve (en cierta medida) divino. Y como lo conoce todo, lo merece todo con toda razón. Al contrario, el que se marchita con el espíritu ocupado en pensamientos fantásticos, no recibe más visiones distantes ni claras, sino que, estando debilitado y modificado por sus visiones, juzga confusa e indistintamente como cuando estamos dominados por el vino y la ebriedad. Juzga como cuando nuestro espíritu es asfixiado por vapores nocivos – y como agua agitada que puede tomar diferentes formas –  es decepcionado y pierde todo su sabor. Es por esto que yo aconsejaría a quien quiera recibir oráculos en sus sueños abstenerse durante un día entero de comer carne y durante tres días no beber vino ni licores fuertes, no beber más que agua pura. Los espíritus puros son atraídos por los seres puros y religiosos pero huyen de los que se ahogan en la bebida y se colman de comida. A pesar de que los espíritus impuros transmiten importantes secretos a quienes parece que estuvieran embrutecidos por el vino y los licores, tales comunicaciones deben ser menospreciadas y rechazadas.

            Hay cuatro órdenes de verdaderos sueños. El primero es el matutino y se sitúa entre el sueño y la vigilia. El segundo es aquel en el que vemos algo que concierne a otra persona. El tercero aquel cuya interpretación es dada al soñador durante el transcurso de una visión nocturna. Y el último aquel que es repetido a la misma persona que sueña durante la visión nocturna.


Libro II, capítulos XIX y XX de The Magus or Celestial Intelligences, 1801. Traducido a partir de la versión francesa publicada en Romantisme noir, Les Cahiers de l’Herne, Editions de l’Herne, Paris, 1978 pp. 112-114.




mardi 22 avril 2014

Adaptación, rayana en el plagio, de algunas reflexiones de Delphine (1802) por un lector incauto del siglo XXI

                                                                                           
Para Madame de Staël el objetivo de la escritura de una novela es desvelar los secretos del corazón humano.

Observer le cœur humain c’est montrer à chaque fois l’influence de la morale sur la destinée ; il n’y a qu’un secret dans la vie, c’est le bien ou le mal qu’on a fait.

Su proyecto romanesco se pone en acción en Delphine (1802). En el prólogo a dicha novela enuncia las ventajas de la escritura sobre la vida y la superioridad que tiene la ficción con respecto a las circunstancias de la realidad para instruir el corazón y la moral del ser humano. Mientras escribe esto los novelistas góticos descubren – tal vez sin quererlo y hasta esto último de pronto es una invención de la crítica moderna –  la hostilidad de la realidad y la realidad objetiva del mal.

 Le Retour de Marcus Sextus (1799) de Guérin. Tout rappelle la mort dans ce tableau; il n’y a de vivant que la douleur. 

Consideraciones novelísticas del prólogo de Delphine          

            Creo entonces que las circunstancias de la vida, pasajeras como lo son, nos instruyen menos sobre las verdades durables que las ficciones fundadas en dichas verdades, y que las mejores lecciones de la delicadeza y del orgullo pueden encontrarse en las novelas en las que los sentimientos se pintan con suficiente naturalidad para que ustedes crean que están asistiendo a escenas de la vida real leyéndolas.

Fragmentos de la Respuesta de Delphine a la señora de Albemar

Paris, 1 de Mayo de 1790
15 de abril de 2014


            Las cualidades naturales bastan para ser honesto cuando se es feliz, pero cuando el azar y la sociedad lo condenan a uno a luchar contra su corazón, se necesitan principios cuidadosamente pensados para defenderse de sí mismo, y las personalidades más amables en las relaciones habituales de la vida son las que más peligro corren cuando la virtud entra en combate con la sensibilidad

            Primero, creo en general que un hombre de carácter frío es el más propicio para hacerse amar fácilmente por un alma apasionada. Cautiva y sabe mantener el interés haciendo suponer que existe un más allá de lo que expresa, y sin abandono puede, al menos por un momento, excitar aún más la inquietud y la sensibilidad de otro hombre. Las relaciones así establecidas tal vez no sean las más felices ni duraderas pero agitan con más fuerza a un corazón bastante débil para librarse a ellas. Federico, solitario, exaltado e infeliz se dejó arrastrar tanto por sus propios sentimientos que no se puede acusar al señor de Serbellane de haberlo seducido.

            Sin detenerme mucho tiempo en mí, le diré que, como la mayoría de la gente de mi edad, cometí muchos errores al entrar en la carrera peligrosa de este mundo. Estos errores, por una combinación de circunstancias tuvieron desenlaces funestos. De todas las penas que experimenté me quedó suficiente calma en mis propias impresiones pero también un profundo respeto por el destino de las personas que, de cierta forma, dependen de mí. Las pasiones impetuosas tienen como objetivo nuestra satisfacción personal, estas pasiones están muy frías en mi corazón pero yo no estoy cansado con mis deberes y no tengo nada mejor que hacer que evitar el dolor a aquellos que me aman, ahora que no puedo tener ni un gusto vivo ni una voluntad fuerte que tenga como propio objetivo mi propia felicidad.